Tomado del
libro 7 y más Anécdotas Masónicas de Alfonso Sierra Partida
El Soberano
Gran Comendador del Supremo Consejo, Don Alberto Barocio, no podía ver a Sierra
Partida por su ateísmo declarado. Perdía los estribos con frecuencia, pese a su
alta investidura, ante las conferencias, argumentos y réplicas del incrédulo
hermano, Al grado que en plenos trabajos le espetó:
-Mientras yo sea el Soberano Gran
Comendador, usted no llegará al Grado 33°…
-No tiene Importancia, Ilustre
Hermano, estas batallas las gano biológicamente…
El
Ing. Barocio no captó la agudeza de la contestación y Sierra Partida, le
aclaró:
“Yo
soy como el árabe que se sienta a la puerta de su tienda para ver pasar el
cadáver de su adversario. Dentro de diez años, Hermano Barocio, usted y sus evangélicos
seguidores que me odian, serán cadáveres putrefactos. Entonces tendré 40 años
de edad y llegaré a ser grado Treinta y Tres, mi hermano” …
Y fue profeta, desgraciadamente.
Barocio
no entendía las lecciones polémicas. Llevado por su sectarismo –era pastor en
la iglesia de Balderas, los domingos – sacaba furioso de la bolsa izquierda de
su saco, el pequeño Nuevo Testamento que siempre cargaba y lo agitaba furioso
ante los ojos de Sierra Partida, gritándole:
-Aun cuando usted no quiera, ésta es
la palabra de Dios…
-Yo no creo en libros pornográficos…
¡Y
se armaba el escandalo!
-Es
usted un ignorante hermano Sierra Partida, la Biblia es el libro revelado por
excelencia…
-Mi
respetable Soberano Gran Comendador, es solo un libro de cuentos judíos…
-¡Ignorante, blasfemo y libertino!
-Simplemente
un sencillo maestro de literatura desde hace 20 años en las Normales del país y
en la Universidad. La Biblia es un libro de cuentos judíos, como el Zend Avesta es un libro de cuentos
persas; como el Corán es un libro de
cuentos árabes y como el Popul Vuh es
un libro de cuentos mayas, mi respetable Hermano… La Biblia pertenece a la
Historia de la Literatura Universal. No se estudia en “La historia de la historia”,
valga el pleonasmo. Y en ninguna Universidad, un maestro al impartir el
conocimiento a sus alumnos les afirma “Esto es cierto, porque lo dice la Biblia”
… Salvo en una Universidad Teológica y “eso” es otra cosa.